Sin biotecnología, el campo mexicano está destinado al fracaso
- Daniel Dominguez
- 29 abr 2024
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Daniel Domínguez Gómez
December 14, 2017
Original article published in LinkedIn Pulse.
Es un hecho que la biotecnología no es una solución mágica para todos los problemas de la agricultura, pero si es una herramienta fundamental para incrementar la productividad de los cultivos, reducir el impacto ambiental de la explotación agrícola e incrementar la resiliencia de los agricultores ante los efectos del cambio climático. A pesar del consenso científico en torno a la seguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y de los claros beneficios que su uso supone para millones de agricultores, la oposición irracional por parte de numerosos grupos activistas ha complicado su adopción en el campo mexicano.

Recientemente, un grupo de investigadores liderados por Elena Álvarez-Buylla, conocida activista anti-OGM, publicó un artículo (González-Ortega Et. Al., 2017) [1] en el que reportan la presencia de secuencias genéticas asociadas a variedades transgénicas de maíz en el 82% de 367 muestras de productos derivados del grano; resaltando la presencia de secuencias transgénicas en el 90.4% de las muestras específicas de tortilla, un producto de suma importancia en la dieta mexicana, con un consumo promedio anual per cápita de 56.7 Kg en el medio urbano y de 79.5 Kg en el medio rural [2].
En los días posteriores a la publicación, Álvarez-Buylla figuró en numerosos medios de comunicación sugiriendo lo catastrófico de sus hallazgos e incitando al público a indignarse ante la situación [3].

Figura 1. Recopilación de encabezados en diferentes medios de comunicación referentes al artículo de González-Ortega Et. Al. Elaboración propia
Al leer el artículo, resulta evidente que la metodología del estudio fue diseñada para generar un gran impacto mediático en sintonía con su oposición a la biotecnología. Esto es algo natural, pues los activistas llevan varios años satanizando la palabra “transgénico” mediante la difusión de decenas de mitos sin fundamento científico alguno. El problema, es que estos mitos han generado miedo y rechazo entre la población y, por ende, han complicado la adopción de la biotecnología en el campo mexicano en perjuicio de los agricultores.
En respuesta al artículo, Francisco Bolivar Zapata (IBT UNAM), Luis Herrera Estrella (LANGEBIO) y Agustín López-Munguía (IBT UNAM), reconocidos investigadores y pioneros de la biotecnología, publicaron un comunicado en la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) [4] en el que aclaran diversos aspectos del estudio y buscan generar en los lectores una visión crítica sobre las implicaciones de los hallazgos. Seamos claros, el que exista contenido “transgénico” en 9 de cada 10 tortillas es perfectamente normal y no implica riesgo alguno para la salud de los consumidores.
Irónicamente, los resultados del estudio de González-Ortega Et. Al. soportan dos argumentos en favor de la biotecnología agrícola:
Llevamos 20 años consumiendo productos GM, y en México tenemos un consumo particularmente elevado de productos que contienen OGM (un mexicano promedio consumiría 51.25 Kg anuales de tortillas “transgénicas”). En esos 20 años, no se ha presentado evidencia alguna de daño o riesgo a la salud de los consumidores o a la biodiversidad, es decir, los OGM son seguros para el consumo humano y animal.
México atraviesa una severa crisis de producción de maíz, no somos capaces de cubrir la demanda del grano debido, en parte, al rezago tecnológico y social. Esto hace que los productores de alimentos recurran al uso de maíz importado, mayoritariamente OGM. Si México invirtiera decididamente en aplicaciones biotecnológicas, podríamos satisfacer la demanda del producto en beneficio de los agricultores y productores nacionales.
La crisis del maíz mexicano
México es uno de los principales consumidores de maíz en el mundo, con una demanda anual de 38.7 Millones de Toneladas (61% Maíz Blanco y 38% Maíz Amarillo). Sin embargo, la producción de maíz es deficitaria y se encuentra en medio de una severa crisis, pues sólo producimos 24.9 Millones de Toneladas al año (85.8% Maíz Blanco y 13.5% Maíz Amarillo) [5], lo que implica que para cubrir la demanda debemos importar 12.9 Millones de Toneladas al año, principalmente de Estados Unidos y Canadá.

Figura 2. Comparación entre la producción y el consumo anual de maíz en México. Elaboración propia con información de SIAP-SAGARPA (2017)
La importación de maíz se traduce en un gasto anual de US$ 2,600 millones de dólares [6] (MX$ 46,800 millones de pesos), un monto 14% mayor al presupuesto de la UNAM para 2017; afectando principalmente a la industria ganadera, que concentra el mayor consumo de maíz amarillo.
Actualmente, la productividad promedio del maíz en México es de 1.5-2 Toneladas por hectárea, mientras que, en Estados Unidos es de 8 Ton/Ha, en Argentina es de 7.6 Ton/Ha [7] y en Brasil es de 5.5 Ton/Ha [8]. La disparidad observada en la productividad promedio se explica en parte por la disminución de pérdidas por plagas derivas del uso de semillas genéticamente modificadas y el subsecuente incremento en el rendimiento del cultivo en los EUA, Argentina y Brasil, mientras que México se encuentra estancado por las restricciones al uso de biotecnología.

Ante la crisis productiva del maíz únicamente es evidente la urgencia por incrementar la producción y lograr la autosuficiencia, para lo cual, necesitamos utilizar todas las herramientas disponibles; incluyendo no sólo a los cultivos GM, sino también a otras aplicaciones biotecnológicas, como biofertilizantes, mejoradores de suelo, reguladores de crecimiento, bioestimulantes, bioplaguicidas y otros bioinsumos.
En el estudio “Con mejor maíz habrá mejor país” [9], liderado por Manuel Molano del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), se señala que la producción de maíz en nuestro país no es sustentable bajo el modelo tecnológico actual y sin un alto nivel de financiamiento gubernamental, por lo que se requiere del uso de nuevas tecnologías que permitan incrementar la productividad, optimizar el uso de recursos y agregar valor a la producción.

Resulta ineludible para México tomar acciones integrales que favorezcan el incremento en la productividad del maíz a través de tecnologías, capacitación y apoyo a grupos vulnerables. Acorde al IMCO [9], la implementación de maíz GM podría incrementar entre 16 y 22% la productividad del maíz, especialmente en zonas de baja u mediana productividad. Sin mencionar los beneficios económicos que esto implicaría para los agricultores.
Beneficios de los cultivos GM para la agricultura
El mayor impacto del uso de OGM en la agricultura se observa en los beneficios económicos, según datos del International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications (ISAAA) [10], el uso de semillas biotecnológicas ha generado beneficios de US$ 168,700 millones en ingresos adicionales para los agricultores en el periodo 1996-2015 a nivel global. Sólo en 2015, el uso de OGM en la agricultura propició un incremento de US$ 15,400 millones en los ingresos de los agricultores, de los cuales, 48% se concentró en países en desarrollo.
Por otro lado, un estudio liderado por Eduardo Trigo [11] en Argentina demuestra que son los agricultores los que reciben el mayor beneficio por el uso de cultivos GM; en el caso del algodón GM, 95% de los beneficios económicos adicionales son percibidos directamente por los agricultores, 45% en el caso del maíz y 66% en el cultivo de soya; refutando la creencia de que son las compañías desarrolladoras de tecnología las que se quedan con la mayor parte de las ganancias.

Figura 3. Reparto de beneficios económicos por el uso de semillas GM en Argentina. Elaboración propia con información de Trigo (2016)
En términos ambientales, los OGM son una herramienta para lograr una agricultura más sustentable, en el periodo 1996-2016 su uso ha generado un incremento de productividad de 72%, lo que ha permitido salvar 174 millones de hectáreas de ser deforestadas para uso agrícola al producir más en el mismo espacio, además de fomentar una disminución de 19% en el uso de insecticidas y herbicidas en el mismo periodo [10].
A pesar de que los beneficios del uso de cultivos GM se encuentran claramente documentados, en México no se ha logrado un consenso que permita su adopción.
Panorama de la adopción de cultivos GM en México
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) [9], estamos desaprovechando las herramientas actuales de la biotecnología para producir maíz y otros cultivos. Otros países en vías de desarrollo cuentan con un alto porcentaje del área cultivable habilitada para cultivos con biotecnología, en el caso de Uruguay, se utiliza biotecnología en el 91% de su superficie cultivable, en Paraguay 88%, en Argentina 62% y en Brasil 58%, mientras que en México esa proporción es del 0.9%.

Figura 4. Superficie de cultivo habilitada para cultivos GM. Elaboración propia con información de IMCO (2017)
En el año 1996, México fue uno de los primeros seis países en adoptar el uso de cultivos GM con la siembra de algodón. A pesar de ser pioneros en la materia, hoy en día tenemos un notorio rezago en materia adopción y desarrollo de agrobiotecnología; ocupando el lugar 17 en adopción de cultivos GM, con 101,000 hectáreas sembradas en 2016, 39,000 hectáreas menos que en 2015. De las hectáreas cultivadas, 97,000 (96%) están destinadas al cultivo de algodón, y el resto está dedicado para el cultivo de soya.

Figura 5. Distribución de la superficie cultivada de OGM en México. Elaboración propia con información de ISAAA (2017)
En el caso del algodón, la tasa de adopción de la biotecnología en México es de 98% de la superficie cultivada, un panorama totalmente distinto al caso del maíz, donde ha persistido la prohibición para el uso de semillas GM gracias a la oposición irracional de grupos activistas.
México es considerado “Centro de Origen y Diversificación del Maíz”, lo que implica que las condiciones agroclimáticas del país y la presencia continua de agricultores nativos, han transformado, domesticado, diversificado y dispersado numerosas variedades criollas de maíz a lo largo del territorio nacional [12]. Esta diversificación genética del maíz responde a diversas presiones selectivas y, sobre todo, a la acción de los agricultores para satisfacer necesidades de alimentación y culturales.
Esta posición nos brinda la obligación de preservar la diversidad y el reservorio genético de las variedades criollas de maíz, además de otorgarnos la responsabilidad ineludible de liderar los esfuerzos de mejoramiento del maíz por métodos tradicionales y por métodos biotecnológicos; utilizando técnicas de ingeniería genética y de edición génica. A pesar de ello, estamos muy lejos de ser líderes en la materia.
Como señala Molano, necesitamos implementar políticas públicas que permitan la adopción de maíz GM de manera responsable; incluyendo regulaciones y restricciones diferenciadas que promuevan el cultivo de maíz criollo y eviten el cultivo de maíz GM en ciertos municipios, además de fomentar la preservación del germoplasma en zonas críticas. Esto permitiría a los agricultores decidir qué tecnología y qué variedades quieren utilizar para obtener mayores beneficios económicos.
Resulta urgente impulsar el desarrollo de variedades GM adecuadas para las condiciones agroclimáticas del país y que atiendan las necesidades específicas de los agricultores mexicanos, con la intención de lograr un impacto aún mayor en la productividad y en el incremento del valor agregado del maíz. En México contamos con excelentes investigadores(as) dedicados al mejoramiento del maíz con ingeniería genética, sin embargo, sus desarrollos no tendrán un impacto en la sociedad mientras no impulsemos decididamente la adopción de biotecnología en la agricultura.
En los próximos años observaremos el surgimiento de una nueva generación de OGM aún más seguros y con mayores beneficios gracias a las técnicas de edición génica, por lo que es momento de que México adopte un rol de liderazgo en el mejoramiento biotecnológico del maíz en beneficio de los agricultores y de los consumidores.
El campo mexicano necesita utilizar todas las aplicaciones biotecnológicas disponibles, de lo contrario, comprometeremos en el largo plazo nuestra soberanía alimentaria.
Un mensaje final para los activistas anti-biotecnología:
Su oposición irracional a los transgénicos afecta directamente a miles de agricultores mexicanos y ha provocado que los costos de desarrollo y transferencia al mercado de variedades GM sean cada vez más elevados. Sus mentiras nos afectan a todos, ya basta de mitos, México necesita biotecnología en el campo.
Referencias
[1] González-Ortega Et. Al. (2017) Pervasive presence of transgenes and glyphosate in maize-derived food in Mexico. Agroecology and Sustainable Food Systems Vol. 41 , Iss. 9-10,2017
[2] CEDRSSA (2014) Consumo, distribución y producción de alimentos: el caso del complejo maíz-tortilla Reporte del CEDRSSA.
[3] Boletín UNAM-DGCS-607 “TRANSGÉNICO EL 90 POR CIENTO DEL MAÍZ DE LAS TORTILLAS EN MÉXICO: ACADÉMICA DE LA UNAM” Gaceta UNAM (Digital), 18 de septiembre de 2017. Consultado en línea el 7 de noviembre de 2017.
[4] Bolivar-Zapata, Herrera-Estrella, López-Munguía (2017) Presencia de maíz transgénico de importación en méxico, 20 años de inocuidad en productos derivados para consumo humano y animal. Gaceta UNAM (Digital), 6 de noviembre de 2017. Consultado en línea el 7 de noviembre de 2017.
[5] FIRA (2017) Panorama Agroalimentario Maíz 2016.
[6] Semple (2017) México está listo para usar el maíz a su favor en las negociaciones del TLCAN. The New York Times(Digital), 3 de abril de 2017. Consultado en línea el 7 de noviembre de 2017.
[7] Sociedad Rural de Jesús María (201) Trigo, Maíz Y Soja: Estimaciones De Producción 2016/2017
[8] CONAB (2016) Brasil aumenta la producción de granos 27 % con respecto a la zafra pasada
[9] IMCO (2017) Con mejor maíz habrá mejor país, impacto esperado del uso de biotecnología en la producción de maíz en México.
[10] ISAAA (2017) Global Status of Commercialized Biotech/GM Crops: 2016.
[11] Trigo (2016) Veinte años de cultivos genéticamente modificados en la agricultura argentina. ArgenBio.
[12] Boege (2008) Centros de origen, pueblos indígenas y diversificación del maíz. Revista Ciencias 92-93.
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